LA PLATA.-
La primera vez que Gerardo Leotta
formó parte de una expedición
científica a la Antártida
tenía 22 años.
El viaje se había realizado
con el fin de estudiar el comportamiento
de los pingüinos en el
continente blanco y practicar
un lavaje estomacal a un grupo
de elefantes marinos.
Ahora, a los 32 años,
este científico veterinario
de la Universidad Nacional de
La Plata (UNLP) es uno de los
pocos especialistas que se dedican
a estudiar la salud de la fauna
antártica.
Desde el Laboratorio de Investigación
y Diagnóstico Bacteriológico
de la UNLP Leotta trabaja, junto
con el médico veterinario
Germán Vigo, en el proyecto
de diagnóstico de enfermedades
e identificación de agentes
infecciosos que afectan a las
aves, en la que también
participa el Instituto Antártico.
"El objetivo -dice Leotta-
es reconocer los problemas sanitarios
de las aves y en cuánto
puede llegar a influir la presencia
de los seres humanos en la región."
La importancia del trabajo radica
en la posibilidad de establecer
cuáles son los agentes
etiológicos autóctonos
y no autóctonos que generan
enfermedades en la fauna antártica.
Los skuas
En 1995, la UNLP firmó
un convenio con el Instituto
Antártico Argentino para
participar del programa Aves
Antárticas. Proyecto
que con el tiempo se constituyó
en el primer plan de investigación
en el mundo -con continuidad-
relacionado con las enfermedades
que afectan a la fauna polar.
A partir de ese convenio, Leotta
comenzó una serie de
siete viajes hacia las costas
polares a bordo del rompehielos
Almirante Irízar. Durante
ese tiempo, el científico
platense ha realizado una serie
de investigaciones sobre la
salud de gran variedad de aves,
entre las que se cuentan el
petrel gigante, el petrelito
de las tormentas, el gaviotín
antártico, la paloma
antártica y el skua.
Sobre esta última especie,
muy parecida a una gaviota,
el científico llevó
adelante un estudio que permitió
descubrir la causa de las muertes
de los skuas que habitan Bahía
Esperanza.
"Encontramos muchos skuas
muertos. Los llevamos a los
laboratorios de la Base Esperanza
y allí los analizamos.
El porcentaje de mortandad era
del 26% y, posteriormente, descubrimos
que las aves estaban enfermas
de cólera aviar -dijo
Leotta-. Los skuas se transmitían
la Pasteurella multocida (bacteria
que produce el mal) en las pequeñas
lagunas que habitaban y que
se formaban luego del deshielo."
Los equipos de campaña
que integró Leotta han
realizado trabajos en la base
Jubany, que está ubicada
en la península Potter,
en la base Orcadas situada en
la isla de Laurie y en la mencionada
base Esperanza de la bahía
homónima.
Además del trabajo con
los skuas, el investigador platense
formó parte de un equipo
que estudió la salud
de una porción de la
población de 400.000
pingüinos de Bahía
Esperanza.
"Es un estudio parcial
sobre la muerte de los pingüinos
durante las migraciones de verano.
Sucede que durante esas época
aparecen muertos más
de 90 ejemplares", explicó
.
Hoy, Leotta está abocado
al estudio de hongos, bacterias,
virus y parásitos que
afectan a la fauna de la Antártida
y planea realizar su octavo
viaje al continente blanco para
el próximo año.
24 de julio
de 2002
Fuente:
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