ALASKA,
Estados Unidos (AP) -- Los rayos
del sol de medianoche reverberan
sobre las ondulaciones
del agua en torno a una aldea,
que se levanta sobre antiguos
refugios que antepasados de
los actuales habitantes de Alaska
excavaron en la superficie helada,
en la misma época en
que los faraones levantaban
pirámides en el desierto
egipcio.
Hace miles
de años, hordas de nómadas
hambrientos perseguían
caribúes aquí
a lo largo de una franja de
tierra que unía Alaska
con Siberia, a 160 kilómetros
de distancia. Muchos científicos
creen que esos nómadas
llegaron a ser los primeros
habitantes del continente americano.
Ahora sus
descendientes están por
convertirse en víctimas
del calentamiento mundial: Su
aldea está a punto de
ser tragada por el mar.
"No nos
queda espacio", dice Tony
Weyiouanna, de 43 años.
"Tengo que pensar en mis
nietos. Tenemos que mudarnos",
se lamenta.
La supervivencia
en el Ártico depende
del clima. Siempre había
sido el frío temible
el factor que podía determinar
la distancia entre la vida y
la muerte. Ahora, los nativos
de Alaska están alarmados
por el paulatino aumento de
la temperatura ambiental.
Las temperaturas
promedio en el Ártico
han aumentado más de
2 grados centígrados
desde 1971, que fue por coincidencia,
la época en que apareció
aquí el primer vehículo
motorizado para el transporte
sobre la nieve.
Weyiouanna
recuerda que "era sorprendente
ver moverse un trineo sin perros
que lo tiraran".
Pese a dichos
transportes, éste sigue
siendo un pueblo muy rústico.
Su improvisada escollera de
bolsas de arena, neumático
y vehículos descartados
suele ser abatida por las tormentas.
Recientemente,
el mar se tragó cuatro
casas mientras los aldeanos
estaban refugiados en la iglesia.
Los tanques
de combustible y agua están
a pocos pasos del borde. Con
otro par de tormentas intensas,
podría quedar inundada
toda la isla, de un máximo
de 800 metros de ancho y una
elevación máxima
de 3 metros.
Los antepasados
de Weyiouanna sencillamente
habrían cargado sus trineos
para internarse tierra adentro.
Pero en esta época, mudar
todo un pueblo significa que
por lo menos 100 millones de
dólares, según
el Cuerpo de Ingenieros del
Ejército de Estados Unidos.
Es una suma
astronómica aún
para este pueblo donde un bombillo
eléctrico cuesta 10 dólares.
Los residentes
consideran que el gobierno pagará
el traslado, aunque las autoridades
estatales y federales dicen
que no existe un fondo para
ese fin.
El problema
no es exclusivo de esta región.
En junio,
el gobierno de George W. Bush
sometió un informe a
las Naciones Unidas en que admitió
por primera vez que el cambio
de clima es real e inevitable.
El gobierno aconseja adaptarse.
Todavía
no se ha determinado si el aumento
de temperatura se debe a que
las emisiones de los vehículos
quedan atrapadas en la atmósfera
en lo que se llama "efecto
invernadero" o si se debe
a variaciones naturales en la
compleja relación entre
los océanos, la atmósfera
y el sol. O si es una combinación
de todos los factores.
En Alaska,
los indicios del recalentamiento
están por todos lados.
En algunos lugares por sobre
el Círculo Polar Artico,
la temperatura promedio invernal
ha subido más de 5 grados
centígrados desde 1971.
El volumen
del hielo en el mar ha declinado
un 15 por ciento y en algunos
sitios el espesor del hielo
ha disminuido de 3 metros a
1,85. Con el hielo van desapareciendo
también ballenas, morsas,
focas y aves acuáticas,
incluso osos polares.
Los glaciares
retroceden un 15 por ciento
y pierden la mitad de su espesor
cada década. El agua
que se derrite en Alaska representa
la mitad del aumento mundial
del nivel del mar, que ha ascendido
a 20 centímetros en los
últimos 100 años.
13 de setiembre
de 2002
Fuente:
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