Activistas acusaron
a Europa y EEUU de defender a las
grandes corporaciones globales a costa
de los pobres.
El gobierno sudafricano
advirtió a manifestantes que
obedezcan la ley durante la Cumbre
de la Tierra después que protestas
callejeras empañaran la jornada
previa a la reunión que busca
desde hoy un acuerdo entre los países
ricos y pobres.
El Papa Juan Pablo
II encabezó los pedidos para
que se llegue a un acuerdo de un anteproyecto
para preservar el planeta en la reunión
de 10 días, entre un gran escepticismo
para que 100 líderes mundiales
y miles de delegados tengan éxito.
"Dios ha asignado
a los hombres la administración
de la Tierra, para cultivarla y cuidarla",
dijo el Santo Padre, de 82 años,
con un aspecto de salud relativamente
bueno, durante su plegaria del Angelus
en el Vaticano.
"Todos deseamos
que los líderes de los Estados
y los gobiernos allí presentes,
y los otros participantes, puedan
encontrar modos eficaces para el desarrollo
integral de la humanidad, incrementando
el bienestar económico y social,
sin dañar el medio ambiente",
añadió.
El presidente estadounidense,
George W. Bush, no asistirá
a la reunión que comenzará
hoy en Johannesburgo, y enviará
en su lugar al secretario norteamericano
de Estado, Colin Powell.
Una pequeña
pero muy televisada manifestación
realizada en la noche del sábado
acaparó la atención
en las horas previas a la reunión
y provocó la clara advertencia
de la policía y el gobierno
sudafricano. "Esperamos que,
dentro del marco de la ley, se sientan
libres de decir y hacer lo que quieran.
Esta reunión no es una cumbre
para la anarquía", advirtió
el ministro sudafricano de Relaciones
Exteriores, Nkosazana Dlamini-Zuma.
La policía
sudafricana encargada del orden de
la cumbre acusó ayer a manifestantes
de involucrar niños en la protesta
callejera que desvió la atención
respecto de las conversaciones sobre
el futuro de la Tierra. La directora
policial, Henriette Bester, se quejó
porque "irresponsablemente iban
con niños en cochecitos".
Lo cierto es que
activistas de los países en
desarrollo acusaron a estadounidenses
y europeos de defender los intereses
de las grandes corporaciones globales
a costa de los pobres. Los negociadores,
que tratan de sacar a los africanos
y a los habitantes de otras regiones
de la pobreza, sin provocar los daños
al medio ambiente causados por la
industria en Occidente, enfrentan
varios problemas, desde cómo
aumentar el uso de la energía
renovable hasta mejorar los servicios
de salud.
26 de agosto de 2002
Fuente:
PÁGINAS
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