Roma. La pérdida
de la cubierta forestal repercute negativamente
en las reservas de agua dulce del planeta
y es un deterioro medioambiental que
puede poner en peligro la supervivencia
de millones de personas, según
la alarma lanzada ayer por la Organización
de las Naciones Unidas para la Agricultura
y la Alimentación (FAO).
En un mundo en el que la escasez
de agua amenaza la seguridad alimentaria
de millones de seres humanos, la situación
de las cuencas hidrográficas
mejoraría si los bosques se
administrasen con una óptica
hidrológica, social y económica
adecuada.
Este llamamiento fue realizado ayer
con motivo de una reunión del
Comité de bosques de la FAO,
que tendrá lugar la próxima
semana en la sede central de este
organismo en Roma.
En la reunión, que se realizará
entre el 10 y el 14 de este mes, participarán
más de 300 expertos de un centenar
de países y se presentará
el informe El estado de los
bosques en el mundo 2003.
El estudio de la FAO hace especial
hincapié en la relación
entre bosques y recursos hídricos
y subraya la necesidad de fomentar
políticas ambientales que permitan
la explotación sostenible de
los bosques, en especial en las zonas
de montaña.
La conservación de la cubierta
forestal en la cabecera de las cuencas
hidrográficas permite proteger
a la población de las inundaciones,
ya que ayudan a retener el suelo y
evitar los efectos a veces catastróficos
de las lluvias torrenciales.
Los bosques son también necesarios
para garantizar las reservas de agua
dulce, a la que cerca de tres mil
millones de personas en el mundo no
tienen una acceso adecuado.
La reunión de la FAO en Roma
tiene lugar en vísperas del
III Foro Mundial del Agua, que se
celebrará en Kioto (Japón)
del 16 al 23 de este mes.
Teledetección
La cuenca amazónica, la mayor
selva tropical del mundo, sufre desde
hace varios decenios una intensa deforestación,
que está siendo analizada por
científicos a través
de la teledetección, anunció
el Instituto francés de Investigación
y Desarrollo (IRD).
El cruce de datos obtenidos
a escalas y fechas diferentes permite
percibir el tamaño de las superficies
deforestadas, su diversidad y las
dinámicas de ocupación
de los suelos en Amazonia, se
informó a través de
un comunicado.
En Brasil, el total de superficies
desforestadas entre 1976 y 1996, pasó
de 152 mil a 517 mil kilómetros
cuadrados.
Entre enero de 2000 y diciembre de
2002, los científicos del IRD
realizaron un estudio basado en los
datos de teledetección obtenidos
a partir de satélites y de
aviones. Esta forma de análisis,
llamado de jerarquía
descendiente y utilizada a menudo
por los geógrafos, fue aplicada
por vez primera en la Guayana francesa.
Los científicos pudieron evidenciar
de esta manera la diversidad de los
tamaños de las parcelas desmontadas,
desde las grandes zonas de deforestación
hasta las pequeñas parcelas
de aproximadamente una hectárea.
Paralelamente, trataron datos físicos
y socio-económicos registrados
en la zona, a fin de calibrar e interpretar
las observaciones aéreas y
satelitarias. Así, detectaron
que los desmontes de Guayana corresponden
a una ocupación agrícola
espontánea y a veces momentánea,
mientras que los frentes de deforestación
de Brasil se inscriben en una lógica
gubernamental de adjudicación
y de valorización agrícola
del espacio forestal.
7 de marzo de 2003
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