La Cumbre Mundial
sobre el Desarrollo Sustentable se
celebra en medio de la peor crisis
humanitaria de los diez últimos
años: la hambruna del Africa
austral. La combinación de
una grave crisis alimentaria, la pobreza
generalizada y la pandemia del sida
es devastadora y mortal.
Precisamente porque el mundo quiere
centrar su atención en los
retos concretos del desarrollo sustentable,
del que Africa es un ejemplo trágico,
se eligió a Johannesburgo para
la II Cumbre para la Tierra.
Seis mil millones de personas comparten
nuestro frágil planeta, pero
no todas ellas participan de sus recursos
naturales y económicos. Tres
mil millones viven en la mayor de
las miserias; de ellas 1200 millones
sobreviven con menos de un dólar
al día. Son estas personas
quienes sufren la mayor carga de morbilidad
y viven en las peores condiciones
de salubridad.
En cambio, sólo una pequeña
parte de los 6000 millones disfruta
de una vida de abundancia y consumismo.
Los participantes en la cumbre tratarán
la cuestión más urgente
de nuestro tiempo: cómo lograr
un desarrollo ambiental, económico
y social sustentable. El programa
incluye la reducción de las
desigualdades entre ricos y pobres,
el cambio climático, el aumento
del nivel del mar y de la desertificación,
la conservación de la biodiversidad
y la gestión equitativa de
los recursos de agua dulce. Un programa
tan complejo requiere un enfoque integrado
que permita resolver problemas que
son interdependientes.
Una de las lecciones más importantes
que aprendimos en los 10años
transcurridos desde Río es
que la falta de salud genera pobreza
y que el desarrollo no es únicamente
un precursor de la salud, sino que
la salud puede ser una herramienta
muy eficaz de reducción de
la pobreza y desarrollo económico.
Las claves:
salud e inversión
A fin de aprovechar
la capacidad que tiene la salud de
ser una estrategia eficaz de reducción
de la pobreza, la Organización
Mundial de la Salud se ha centrado
en cuatro temas durante los preparativos
de esta cumbre.
En primer lugar, invertir en la salud
de la población es una condición
indispensable para el desarrollo sustentable.
Pero también hay que entender
que la salud es también una
herramienta muy eficaz para generar
crecimiento económico, proteger
el medio ambiente y reducir la pobreza.
En segundo lugar, sabemos qué
cantidad de dinero es necesaria para
ampliar la inversión en salud.
Un informe de la Comisión sobre
Macroeconomía y Salud mostró
que aumentando la inversión
en salud en US$ 66.000 millones anuales
respecto del nivel de gasto actual
salvaríamos 8 millones de vidas
al año y generaríamos
un beneficio anual de al menos US$
360.000 millones hasta 2015.
En tercer lugar, tenemos cada vez
más conocimiento para fundamentar
estrategias que respondan a los riesgos
para la salud. Sabemos que varias
enfermedades están directamente
relacionadas con la pobreza, la insalubridad
del agua y la contaminación
del aire. De hecho, en 2000, casi
cinco millones de niños menores
de cinco años murieron de enfermedades
agravadas por la insalubridad del
entorno. Por último, es preciso
que la población pueda acceder
de forma equitativa y duradera a sistemas
de salud.
El principal resultado de la cumbre
será un documento consensuado.
Tengo la esperanza de que también
veremos nuevos compromisos para ampliar
la asistencia para el desarrollo y
acuerdos sobre planes de acción
concretos.
Hemos avanzado en el logro del desarrollo
sustentable, pero queda mucho más
por hacer. Si invertimos de forma
equitativa en el desarrollo, utilizamos
los recursos naturales con prudencia
y permitimos el acceso equitativo
de los países en desarrollo
al comercio y a los frutos de la globalización,
podremos asegurar un futuro con salud
a nuestros hijos y a los hijos de
nuestros hijos.
Gro Harlem Brundtland
para La Nación
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