Privatizar las empresas de agua en todo
el mundo es visto como una posible solución
para hacer frente a la escasez de este
vital elemento. Si no se toman prontas
medidas, a mediados de este siglo, la
mitad - y en el peor de los casos las
tres cuartas partes- de la población
mundial enfrentará serias carencias
de agua.
Esta semana, unos diez mil políticos,
especialistas en la materia y representantes
de organizaciones medioambientales
y de cooperación al desarrollo
tratarán esta crisis mundial
en el Tercer Foro Mundial del Agua
que se celebrará en Kioto,
Japón.
En el anterior Foro Mundial, celebrado
hace tres años en La Haya,
Holanda, se presentó una propuesta
para encarar la crisis del agua. Los
asistentes se fijaron ambiciosos objetivos.
Por ejemplo, se comprometieron a que
en el año 2005 toda persona
debería tener acceso a agua
potable, pero esto sólo será
posible, en opinión de la ministra
holandesa de Cooperación al
Desarrollo, Agnes van Ardenne, si
se recurre al empresariado, en estrecha
colaboración con los gobiernos.
De acuerdo a los estudios existentes,
se necesitan anualmente unos 180 mil
millones de dólares para poder
suministrar agua potable a cada persona,
para efectuar un mejor control del
servicio y financiar las obras de
irrigación.
En este momento, muchos gobiernos
de países en desarrollo están
vendiendo sus empresas de agua a organizaciones
comerciales. De hecho, el Banco Mundial
y el Fondo Monetario Internacional
impusieron a algunas naciones la privatización
del suministro de agua como condición
para el otorgamiento de créditos.
Los partidarios de la privatización
aseguran que las empresas trabajan
a menudo de manera más eficiente
que las estatales porque deben competir
entre sí, opinión que
no es compartida por Maude Barlow,
autora del libro "Oro azul",
que trata sobre la privatización
del agua.
Maude Barlow indica que para una
empresa privada podría resultar
beneficioso ahorrar, por ejemplo,
en empleados e inspecciones sanitarias,
pero ésto rara vez favorece
a la población. En ciudades
donde se llevaron a cabo privatizaciones,
como en Manila en las Filipinas y
Georgia en Estados Unidos, el agua
que sale del grifo en cada casa es
de color marrón, imposible
de ser bebida.
Los adversarios de la privatización
denuncian que las organizaciones comerciales
manejan su propia agenda. En su opinión,
lo que les interesa es sacar el mayor
beneficio posible, a costa de la calidad.
Además, como consecuencia de
la privatización, las facturas
del agua han aumentado considerablemente,
con lo cual los sectores más
desfavorecidos se ven privados del
vital elemento. La ministra holandesa
Van Ardenne entiende la crítica
de las organizaciones no gubernamentales,
pero considera que es necesario ganar
el apoyo del sector privado, al mismo
tiempo que se refuerza la presencia
fiscalizadora del Estado. Agnes van
Ardenne estará en Kioto: Holanda
proyecta ayudar a doce países
en vías de desarrollo en la
formulación de un plan nacional
de agua.
15 de marzo de 2003
Fuente:
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