El texto fue
suscrito como resultado de la Mesa
Redonda de Jefes de Estado y Gobierno
realizada en la COP-6. Se reúnen
en plenaria representantes de agencias
de la ONU que pueden ayudar con financiamiento
a los objetivos de la Convención
contra la Desertificación.
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El
presidente venezolano Hugo
Chávez subrayó
que la lucha contra la desertificación
no es otra cosa que la lucha
contra la pobreza. |
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Doce aspectos recoge
la Declaración firmada en La
Habana por los Jefes de Estado y de
Gobierno que participaron en la Mesa
Redonda sobre la efectividad de la
Convención de la ONU sobre
Desertificación (UNCCD), que
ha sostenido en Cuba la Sexta Conferencia
de las Partes (COP-6).
El documento fue suscrito por los
presidentes de Gambia, Burkina Faso,
Mali, Venezuela, Zimbabwe, Namibia
y Cuba, el vicepresidente de Sudáfrica,
y los primeros ministros de San Vicente
y las Granadinas, Jamaica y Lesotho,
quienes durante dos sesiones sostuvieron
un diálogo interactivo sobre
cuestiones esenciales relativas a
la Convención.
Durante la última parte de
la Mesa Redonda, el presidente Fidel
Castro hizo algunas consideraciones
acerca de la interrelación
de los temas y en especial sobre la
llamada ayuda al desarrollo.
Hace 50 años prometieron que
el abismo entre ricos y pobres sería
reducido expresó,
pero la realidad es que esa brecha
se abre cada vez más, y apuntó
que el famoso 7 por ciento del PIB
de los países desarrollados
para esa ayuda lejos de crecer ha
disminuido año por año.
Precisó que 36 países
otorgan a 150 naciones como ayuda
al desarrollo unos 53 mil millones
de dólares, cifra que "podría
parecer que sirva para algo",
pero la realidad es otra, y puso algunos
ejemplos, entre ellos los miles de
millones necesarios para programas
de suministro de agua potable, de
lucha contra el SIDA, para los desastres
ecológicos.
El Presidente cubano comparó
esa cifra (lo que reciben los países
subdesarrollados) con los 350 mil
millones a los que asciende el pago
de los servicios de la deuda externa
del Tercer Mundo.
El Jefe de Estado de Cuba añadió
que deben sumarse además la
fuga de capitales, el intercambio
desigual, el monopolio de la propiedad
intelectual, el robo de cerebros,
todo lo cual dijo es otra
forma de saqueo, y además tiene
el dominio total de las organizaciones
financieras.
Preguntó si es por esa vía
que se van a resolver los problemas
que se han discutido y acotó
que son problemas, además,
que no ha creado el Tercer Mundo,
pues no es el que ha contaminado al
planeta.
Luego de sus reflexiones, el Presidente
cubano dio la palabra al secretario
ejecutivo de la UNCCD, Hama Arba Diallo,
quien leyó el proyecto de Declaración,
posteriormente aprobado.
En algunas de sus partes, el texto
reafirma la decisión de trabajar
unidos para cumplir el plan de la
Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible,
la cual reconoció la importancia
de la Convención de lucha contra
la Desertificación.
Asimismo, reitera la adhesión
a la paz, al multilateralismo, el
respeto a la soberanía, la
independencia y los derechos humanos,
a la no injerencia en los asuntos
internos de los estados, aspectos
que constituyen pilares de la paz
mundial.
El documento plasma la preocupación
de que la desertificación y
la sequía son fenómenos
que amenazan a la sexta parte de la
población mundial, igualmente
afectada por el hambre y el analfabetismo,
y reitera el compromiso de construir
una sociedad mundial económica
y socialmente equitativa.
Los Jefes de Estado y Gobierno reconocen
que si bien las naciones del mundo
comparten responsabilidades en la
lucha contra la desertificación
y la sequía, cada país
debe cumplir programas nacionales
en ese sentido.
Entre los aspectos considerados,
la Declaración apunta que los
estilos de vida y modos de consumo
han sido la principal causa de los
problemas que hoy afectan al planeta.
Bajo el título Declaramos,
el documento enumera doce acápites,
el primero de ellos la convicción
de que los seres humanos de las zonas
afectadas y amenazadas deben ser el
centro de todos los programas de lucha
contra la desertificación.
Se plasma el compromiso de mejorar
las condiciones de esas zonas y dirigir
todos los esfuerzos a la lucha contra
la pobreza y por la seguridad alimentaria.
Párrafo aparte mereció
la decisión de redoblar los
esfuerzos en la búsqueda de
la paz, por relaciones equitativas,
y un trato especial y diferenciado
a los países en desarrollo.
La Declaración se pronuncia
por promover recursos financieros,
de fuentes públicas y privadas,
en la lucha contra la desertificación,
e insta al Fondo para el Desarrollo
Internacional de la OPEP a contribuir
con los países de Asia, Africa,
América Latina y el Caribe.
En el tema del financiamiento también
se expresa que se acoge con beneplácito
la decisión del Fondo para
el Medio Ambiente Mundial (GEF) de
contribuir con la Convención
como medio financiero, y se pronuncia
por incentivar la cooperación
Sur-Sur y Norte-Sur.
Con anterioridad, en el salón
plenario, se reunieron las principales
agencias del sistema de las Naciones
Unidas, encabezadas por el vicepresidente
del Banco Mundial, Ian Johnson, para
analizar lo que se ha hecho en la
esfera técnica y financiera
y escuchar los compromisos para la
aplicación de la Convención
contra la Desertificación a
partir de la reunión de La
Habana.
3 de setiembre de
2003
Fuente:
PÁGINAS
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