|
1º
de enero de 1990
|
|
Fue mi hijo
quien por fin me llevó
a comprender la gravedad de
la situación. Con la
inocencia que aún se
tiene a los ocho años,
Lucas me preguntó: "Pero
papá, si se derrite el
hielo del Polo Norte, ¿dónde
va a vivir Santa Claus?"
Estaba frente
a mi computadora en casa. En
el monitor se veían mapas
con complejas bandas coloridas
resultado de una investigación
de la agencia espacial NASA.
Mostraba que, en promedio, la
extensión del hielo en
el océano Artico en su
punto mínimo de cada
año en la década
de los 90 fue un 9 por ciento
menos que en la década
anterior. Y advertía
que para fines de este siglo,
la cobertura permanente de hielo
del Artico podría desaparecer
del todo.
|
1º
de enero de 1999
|
|
En eso estaba
cuando Lucas se acercó
y me preguntó qué
era eso. Un estudio que dice
que el hielo sobre el Polo Norte
se está derritiendo,
le dije, lo que provocó
su pregunta.
Y es una buena
pregunta, porque subraya el
gran desafío del cambio
climático que encara
la humanidad.
Algunos creen
que el cambio climático
es algo nuevo. Pero nuestros
antepasados precolombinos llegaron
a las Américas a pie.
La Edad de Hielo de hace unos
15.000 años lo hizo posible.
Y el clima global viene cambiando
ininterrumpidamente desde entonces.
Hoy el hielo
se repliega, al parecer en casi
todos los frentes.
Se sabe que
el del Artico se achica porque
desde los años 80 tenemos
satélites que observan
el globo. Y se cree que el ritmo
al que desaparece el hielo ártico
puede acelerarse.
Esto se debe
a que el hielo y la nieve reflejan
mucho más de la luz y
el calor del Sol que el agua
líquida, así que
cuanto menos hielo esté
flotando sobre el Artico, mayor
será la tendencia a que
la zona se caliente.
"Si desaparece
la cobertura de hielo perenne,
que consiste principalmente
en grandes masas flotantes que
perduran de un año a
otro, el clima y la ecología
del océano Artico serían
muy diferentes", dijo Josefino
Comiso, del Centro de Vuelo
Espacial Goddard de la NASA,
quien realizó el estudio
y es el principal autor de un
artículo científico
sobre el tema.
Mucha gente
se imagina que el peligro reside
en que suba el nivel del mar,
inundando ciudades costeñas
desde Boston a Buenos Aires.
Pero en este caso específico
no, porque ese hielo desplaza
en el mar una cantidad de agua
líquida igual a la que
contiene el hielo.
Pero el caso
del hielo en tierra es diferente.
Recién
leía en un diario que
los nevados en Venezuela prácticamente
ya no existen. Los de Bolivia
retroceden tan aceleradamente
que el interrogante no es si
van a desparecer, sino cuándo.
En Africa, si las tendencias
actuales se mantienen, dentro
de unos años, de las
nieves del Kilimanjaro sólo
quedará la historia de
Hemingway.
Incluso en
zonas menos cálidas se
repite el fenómeno. En
el norteño estado de
Montana, uno de los más
fríos de Estados Unidos,
el Parque Nacional de los Glaciares
pronto tendría que buscarse
otro nombre. Cuando fue establecido
hace casi 100 años, la
zona tenía 135 glaciares.
Hoy quedan apenas 30, y muy
reducidos.
Algunos insisten
en que este cuadro es una prueba
contundente del peligro del
cambio climático mundial
provocado por el hombre. Y lo
cierto es que la mayoría
de los científicos coinciden
en que la actividad humana ha
contribuido a cambiar el clima
al aumentar los llamados gases
de invernadero en la atmósfera.
Pero también es cierto
que el clima global siempre
ha estado cambiando, y no hay
por qué pensar que con
nuestra aparición en
el planeta, de pronto la Tierra
dejaría de evolucionar.
Pero quizás
lo más preocupante de
todo es que, en lo que respecta
al cambio climático,
la ciencia aún anda en
pañales. La reducción
del hielo ártico medida
por los satélites de
la NASA es mucho mayor a lo
que proyectan los modelos climatológicos.
Pero hay otros aspectos en los
que el cambio real ha sido mucho
menor del anticipado.
¿Qué
se puede hacer al respecto?
No lo sé.
Y eso fue
lo que le dije a mi hijo Lucas
en respuesta a su pregunta sobre
Santa Claus. "No lo sé,
pero estoy seguro de que Santa
Claus va a solucionarlo de alguna
forma".
Como respuesta,
quizás satisfaga a un
niño de ocho años.
Pero ¿debe satisfacernos
a los padres, cuando es el mundo
de ellos el que está
en juego?.
3 de diciembre
de 2002
Fuente:
PÁGINAS
RELACIONADAS: 1
- 2
- 3
- 4
- 5
- 6
- 7
- 8
- 9
- 10
- 11
- 12
- 13
- 14
- 15
- 16
- 17
|