Vivimos en una sociedad
organizada bajo un único principio:
Todo está subordinado a la
obtención de un beneficio económico,
del dinero. El Prestige es un claro
exponente de este principio por el
cual, al cabo de 26 años de
navegar por todos los mares y océanos
transportando el petróleo,
ha acabado contaminando las costas
gallegas con una marea negra de consecuencias
catastróficas.
El principio del
beneficio privado se ha impuesto al
principio de la vida. Cuando se trata
de poner a buen recaudo los beneficios
obtenidos con la explotación
del trabajo humano, siempre se toman
todas las medidas de seguridad que
están a su disposición.
Transportes blindados, fuerzas de
seguridad y excelentes comunicaciones.
Todos los gobiernos vigilan para que
el dinero llegue a su destino. Para
el Prestige, para los pescadores y
mariscadores, para la fauna marina
y para el medio marino nunca hay recursos.
Dicen que el petrolero
salió del Báltico con
70.000 toneladas de fuel rumbo a Singapur,
yo no me lo creo. Lo que creo es que
salió para ir al fondo del
mar delante de las costas de cualquier
país africano de esos que llaman
tercermundistas. No me lo creo por
varias razones:
1) |
Al
poco de salir ya dejaba una estela
de crudo, pero continuó
rumbo sur. |
|
2) |
El
destino declarado, en el archipiélago
indonesio es uno de los mayores
productores de crudo del mundo.
¿Por qué dar la
vuelta al mundo con una carga
de crudo cuando si algo sobra
y es abundante en Indonesia es
precisamente el petróleo? |
|
3) |
La
póliza del seguro es más
elevada que el valor del buque
cuyo fin era el desguace inmediato. |
|
4) |
Cuando
la catástrofe ya estaba
anunciada la compañía
propietaria ordenó poner
rumbo sur hacia las costas africanas. |
Tampoco me creo
a ningún gobierno cuando dice
que tomará medidas para evitar
futuras catástrofes. Nunca
las han tomado y siempre han sido
tolerantes con las mafias del transporte.
La catástrofe
del hundimiento del "Prestige"
y la marea de la desolación
que ha provocado en las costas gallegas
no es más que un nuevo hecho
que se suma a una larga lista sin
fin de destrucciones en la que irreversiblemente
se encamina el modo de producción
capitalista.
Podríamos
anticipar sin el más mínimo
temor a equivocarnos el cartel anunciador
de la última estación
del camino. Final del recorrido: la
miseria absoluta.
No son elucubraciones
catastrofistas. Son hechos sumables,
medibles, contables, calibrables.
Son hechos que no escapan del estudio
riguroso de cualquier analista.
Nunca en la historia
los seres humanos hemos estado tan
expuestos a calamidades tan predecibles
y manifiestas como hoy en la cúspide
de la sociedad del dinero. Nunca en
la historia, paradójicamente,
hemos estado como ahora en condiciones
tan favorables -en medios y conocimientos-
para poderlas evitar. ¡La navegación
cercana a las costas gallegas de más
de 1400 petroleros cada año,
la mayoría obsoletos, representa
un peligro tal que ni las mentes mas
ciegas pueden obviar! ¡Solamente
han pasado 10 años del hundimiento
del "Mar Egeo" en una zona
cercana a la del "Prestige"!
No entraré
en detalles sobre la catástrofe
y en el cúmulo de actuaciones
negligentes, cínicas y criminales
de gobiernos, políticos e instituciones
internacionales al servicio del mundo
del dinero. Sumo mi voz a técnicos,
investigadores, periodistas, conservacionistas,
pescadores, mariscadores, vecinos
afectados, y ciudadanos del mundo
que claman soluciones efectivas ante
tales destrucciones. Sumo mi voz a
los que exigen justicia y no seria
capaz de condenar al pueblo gallego
si como Fuenteovejuna echaran al baño
en las playas de Muxina a los políticos
y a los responsables de la catástrofe.
Y a Fraga, el primero. No creo que
luego siguieran negando cínicamente
que no se trata de ninguna marea negra.
Pero, quisiera hacer
otras consideraciones.
Nunca ningún
elemento de la Naturaleza representa
por si mismo un problema para los
pobladores de la Tierra. Tanto la
madera de nuestros bosques, el carbón,
el gas natural, el petróleo,
el hidrógeno, los rayos solares,
el viento, o las mareas son elementos
o fenómenos naturales Patrimonio
de los seres vivos que habitamos el
Planeta. De la manera que sean utilizados
y en función de qué
los utilicemos dependerá que
se conviertan en elementos destructores
o favorables para la vida.
El petróleo
es uno de estos elementos naturales
que hoy por hoy es fundamental en
la producción de energía.
Ningún desarrollo económico
es posible sin disponer de esta energía
motora.
No es ningún
secreto que el Imperio Bush (y su
guerra antiterrorista) se decidió
sin ningún tipo de enmascaramientos
en la reunión del mes de mayo
del 2001 cuando las élites
del poder norteamericano diseñaron
un plan energético para los
próximos 20 años. Se
acordó la construcción
de 1200 nuevas centrales eléctricas
(algunas de ciclo combinado petróleo-gas
o de petróleo-carbón),
nuevos 14.500 kilómetros de
oleoductos y gaseoductos, iniciar
las prospecciones petrolíferas
en Alaska, la construcción
de nuevas refinerías e incluso
reactivar la construcción de
nuevas plantas nucleares que desde
el año 1973 tenían sus
proyectos paralizados. Lo que no supimos
entonces, pero los hechos posteriores
nos lo demostraron, fue que allí
se dio el visto bueno para emprender
el saqueo del petróleo del
mundo: la materia prima que haría
funcionar sus centrales, y refinerías.
Este plan de saqueo llevaba años
defendido pública y abiertamente
por los actuales presidente del Consejo
de Política de Defensa y el
subsecretario de Defensa, Richard
Perle y Douglas Feith (ataque al Irak
, desestabilización de Siria
e Irán y carta blanca a Israel)
los auténticos portavoces de
Dick Cheney y de Donald Rumsfeld.
La realidad de los
últimos acontecimientos demuestra
que aquellos viejos planes de piratería
se están cumpliendo a rajatabla.
Hasta el punto que ni tan solo los
"amigos aliados" como Arabia
Saudí escaparán seguramente
de la "gran cruzada antiterrorista".
Bush, en esto, tiene pleno respaldo
de Putin.
Se terminaron los
amigos, intermediarios, fieles aliados,
gobiernos títeres,... el Imperio
dispondrá directamente de los
recursos (en régimen de posesión
o propiedad). El Imperio está
dispuesto a desposeer de este preciado
elemento energético al mundo
entero a costa de lo que fuere si
es preciso, con tal de asegurar en
las próximas décadas
el funcionamiento de sus empresas.
Y a la vez está dispuesto a
relajar o suprimir toda la anterior
legislación que había
impuesto fuertes controles (a las
corporaciones eléctricas, petroleras
y del carbón) para limitar
su contaminación atmosférica.
Los EEUU, si mantienen
el ritmo de consumo actual, necesitarán
importar cerca de 20 mil millones
de barriles al año antes de
la década de los 40. Entonces
el petróleo en su territorio
estará prácticamente
terminado y el agotamiento general
de las reservas mundiales entrará
de lleno en la curva descendente sin
posibilidad de recuperación.
No podemos saber
si cuando ocurra esto conoceremos
nuevas fuentes de energía y
si la sustitución podrá
ser lo suficientemente eficaz y rápida
para evitar un absoluto colapso de
las sociedades occidentales. Para
el resto del mundo sometido, la lógica
capitalista ya presupone que no va
a ser usuaria de ningún tipo
de fuente energética... ya
habrá regresado a la prehistoria.
La Humanidad debería
plantearse seriamente la limitación
física de las actuales fuentes
energéticas, pero el mundo
del dinero, solo preocupado por el
beneficio inmediato, solo le interesa
esquilmarlas hasta la última
gota.
Lo que debería
ser una explotación determinada
por la sensatez, la cordura y el rigor
científico, el Capital la ha
convertido en un saqueo suicida y
sin escrúpulos.
Aunque este saqueo
y trasiego de recursos naturales,
de minerales estratégicos,
o alimentarios, etc. de los países
sometidos hacia el conjunto del Imperio
sea la condición general para
el sostenimiento de un "progreso"
irracional y autodestructivo, en el
caso de las fuentes energéticas
es irrenunciable e irreversible. Aumentar
el consumo de los cerca de 9.000 vatios
per capita de los ciudadanos de los
países ricos significa acercar
a 0 vatios el consumo de los ciudadanos
del resto del mundo.
Y esta es la razón
por la cual se está produciendo
una colosal batalla, entre todas las
burguesías mundiales, sin escrúpulos,
sin miramientos, "cueste lo que
cueste"... para adueñarse
y para disponer de la preciada fuente
energética. Auténticas
mafias de bandoleros y de piratas,
arropados y protegidos por los gobiernos
y por las instituciones internacionales
del mundo del dinero están
poniendo en peligro la vida del Planeta
y de sus pobladores.
Quienes piensan
que esta gran batalla entre piratas
debería ceñirse a normas
más civilizadas se equivocan
como se equivocaron los que pensaban
que la trata de esclavos africanos
hacia las explotaciones algodoneras
sudistas norteamericanas debía
humanizarse. Quienes piensan que el
saqueo del petróleo debería
hacerse con mayores garantías,
previniendo catástrofes, adecuando
flotas navieras, con mejores medios
anticontaminantes, etc. son unos cínicos.
El petróleo,
debería ser declarado por los
ciudadanos del mundo como un recurso
natural Patrimonio Común de
toda la Humanidad. Un recurso que
deberíamos explotar, distribuir,
almacenar, transportar y transformar
en la mejor forma posible para que
pudiera beneficiar el desarrollo de
los pueblos de la Tierra. Cualquier
problema en su utilización
debería ser resuelto en función
del beneficio común y por criterios
científicos.
El petróleo,
como tal Patrimonio solo puede ser
de uso social y no puede ser privatizado
por ninguna persona o grupo, por ninguna
nación o grupo de naciones.
Solamente su gestión colectiva
por la gran familia humana puede evitar
que sea bandera de guerras, aniquilaciones,
penurias y desastres ecológicos
de la magnitud del Prestige. La sensatez
en su uso es tan importante como la
conciencia de sus efectos contaminantes,
su inevitable agotamiento y la búsqueda
de nuevas fuentes energéticas
más eficaces y más favorables
para el desarrollo de la vida.
La Humanidad no
puede seguir permitiendo que hombres
enfermos mentales y criminales sigan
privatizando para su propio beneficio
este recurso. Hemos de echarlos de
nuestras sociedades.
El grito de ¡Que
se vayan todos! ¡echémoslos
ya para siempre! ha de oírse
hasta en el rincón más
alejado de la Tierra.
Esta es nuestra
única solidaridad realmente
efectiva para con los ciudadanos gallegos...
El tiempo apremia.
No podemos esperar que se produzca
otro desastre.
Fuente: Argenpress
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