El enclave de
la Fuerza Aérea superó
parámetros internacionales
luego de tres auditorías especializadas.
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La
base se mantiene operativa
todo el año. |
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La base antártica
argentina Vicecomodoro Marambio (de
la Fuerza Aérea) fue reconocida
como la más ecológica
del mundo al lograr la certificación
ambiental que otorga la Organización
Internacional de Estandarización
(ISO, en inglés), por su cuidado
y respeto del ambiente y los recursos
naturales de la Antártida.
De esta manera, Marambio, emblema
de la presencia argentina en el Continente
Blanco, establece un nuevo hito en
la historia al constituirse en la
primera y única del planeta
en acreditar un sistema de gestión
de acuerdo con los parámetros
internacionales que establecen las
normas ISO 14.000 de certificación
ambiental.
Tras una serie de auditorías,
un grupo de profesionales del Instituto
Argentino de Normalización
(Iram) recomendó la distinción,
en vista de la mejora continua que
la Fuerza Aérea desarrolla
en la principal base antártica
del país con el objetivo de
proteger el medio ambiente.
La entrega de la distinción
ambiental se producirá en el
marco de la 26 asamblea general de
la ISO, que se realizará el
martes 16 venidero en el Teatro Colón
de la ciudad de Buenos Aires.
Desde hace años la Fuerza
Aérea realiza en la base antártica
un programa de protección del
ambiente con la clasificación
de residuos para su evacuación;
el tratamiento de líquidos
cloacales a través de una planta
específica y el manejo sustentable
de los combustibles y el terreno.
Proyección mundial
Según la fuerza, la importancia
de la certificación influirá
para que otras naciones del mundo
que tienen bases en la Antártida
comprendan la necesidad de trabajar
con el objetivo de la mejora ambiental.
El reconocimiento podría servir
también para destrabar las
negociaciones que faciliten la instalación
en la Argentina del Comité
Internacional Antártico, algo
que hasta el momento no pudo concretarse
ante la negativa constante del Reino
Unido.
El esfuerzo por gestionar Marambio
de acuerdo con los parámetros
ambientales se reflejó en el
tratamiento de los residuos históricos
- acumulados durante 35 años:
hierros viejos y tambores oxidados-.
Según las fuentes, el 42 por
ciento de esos residuos ya fueron
evacuados.
En tanto, desde hace diez años,
gracias a las nuevas técnicas
puestas en funcionamiento en la base,
el tratamiento de los residuos se
ha solucionado llegando al nivel de
contaminación cero.
La Fuerza Aérea subraya el
efecto propagador que tiene el trabajo
realizado en Marambio, porque todos
los años las personas que pasan
por la base se transforman en agentes
especializados para aplicar el criterio
ambiental en sus regimientos de destino.
El camino hacia la certificación
se inició sobre la base de
la directiva de "Seguridad Ambiental"
definida en mayo de 1999 por la Fuerza
Aérea, que fijó tres
líneas de acción: la
capacitación, el planeamiento
estratégico -cómo el
ambiente puede condicionar las operaciones
militares-, y la doctrina de ejecución.
Con punto de partida en la política
ambiental antártica está
el Protocolo de Madrid (1998), que
compromete a las partes a la protección
del medio ambiente, sobre la base
de que el continente blanco es una
reserva natural.
Una vez establecido el sistema, se
invitó a los técnicos
del Iram a realizar la auditoría
-tres en total- que permitió
monitorear el trabajo y analizar si
se encuadraba o no dentro de la norma
ISO 14000.
La labor de tantos años tuvo
reconocimiento internacional y ahora
la Argentina puede exhibir que su
compromiso con el cuidado ambiental
en la Antártida no es sólo
una cuestión declarativa.
Una puerta de entrada
La base fue fundada el 29 de octubre
de 1969 y está ubicada sobre
el Mar de Weddell a los 64º de
latitud sur y 56 de longitud oeste,
en una meseta de 200 metros sobre
el nivel del mar y que tiene alrededor
de 14 kilómetros de longitud
por 8 kilómetros de ancho,
a una distancia de 3600 kilómetros
de Buenos Aires y 2800 del Polo Sur.
Es el único punto de apoyo
argentino, que a través del
modo aéreo, está en
capacidad de brindar a las bases de
la comunidad antártica internacional
durante todo el año servicios
científicos, evacuación
sanitaria, búsqueda y rescate,
y traslado de personal y cargas entre
otras operaciones.
Control de la capa de ozono
Apenas unos meses después
de que los científicos alertaran,
en 1985, sobre el preocupante crecimiento
del agujero en la capa de ozono, la
Fuerza Aérea comenzó
a medir el fenómeno. Es que
la base, ubicada en la isla Marambio
sobre el mar de Weddell, tuvo desde
su fundación en 1969 como objetivo
primordial convertirse en un centro
de estudio científico de excelencia,
abierto al mundo.
Con una dotación permanente
de 35 personas, que crece a 135 en
la temporada de verano, Marambio es
la sede del programa ambiental del
que forman parte, además, un
centro meteorológico, otro
de estudios del ozono, y un tercero
dedicado a estudios sobre radiación
ultravioleta, fundamental para el
seguimiento del cambio climático.
El programa de medio ambiente contiene
también actividades estrechamente
ligadas a los fenómenos de
cambio global y de impacto del hombre
en el ecosistema antártico,
sobre la dinámica y química
del hielo -variaciones en los glaciares-,
sobre los cambios ambientales ocurridos
en la barrera Larsen, y controla los
movimientos de los témpanos
antárticos.
En cuanto a la capa de ozono -Marambio
fue la primera base antártica
en realizar mediciones sistemáticas-,
los estudios practicados abarcan la
dinámica antes, durante y después
del período de formación
del agujero.
Manejo ambiental
El programa tiene también
a su cargo la elaboración de
pautas para el manejo ambiental y
los estudios relacionados con el seguimiento
del grado de cumplimiento de las normas
de protección vigentes, emanadas
del Protocolo de Madrid y del Tratado
Antártico.
A través del centro meteorológico
antártico, la Fuerza Aérea
brinda un completo estudio de las
condiciones meteorológicas
de la zona, lo que convierte a la
base en la cabecera de la recolección
de datos.
Marambio es una de las seis bases
argentinas en la Antártida
junto a San Martín, Esperanza,
Jubany, Orcadas y Belgrano, en un
continente en donde conviven asentamientos
de otras trece naciones.
Además, Marambio y la base
chilena March, ubicada en la isla
25 de Mayo o Rey Jorge, son las únicas
que cuentan con una pista para aviones
de transporte militar, Hércules
C-130, en la Antártida.
7 de setiembre de
2003
Fuente:
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