Dos comisiones
de la Cámara de Diputados aprobaron
el tratado nuclear con Australia por
el reactor. El debate en el recinto
podría ser la semana próxima.
Las organizaciones ecologistas se
oponen, los constitucionalistas de
mayor prestigio también. Sin
embargo, el tratado que permitirá
la venta del reactor nuclear a Australia
sigue adelante. Tras ser aprobado
en el Senado, ayer las comisiones
de Relaciones Internacionales y Energía
de la Cámara de Diputados le
dieron su visto bueno y se espera
que la próxima semana sea tratado
en el recinto.
Si se aprueba, podemos llegar
a convertirnos en el basurero nuclear
de todo el mundo, dijo Oscar
Soria, vocero de Greenpeace.
Este tratado dice que nos tenemos
que hacer cargo de los combustibles
gastados que genere el reactor, aunque
la Constitución expresamente
impide la entrada de residuos nucleares
al país, explicó
el diputado del ARI Carlos Raimundi,
tras concluir la sesión donde
la mayoría de los miembros
de la Comisión de Relaciones
Internacionales de la Cámara
de Diputados emitió un dictamen
de apoyo al acuerdo. Horas después,
la Comisión de Energía
y Combustibles sumaba su aprobación
y abría la puerta para que
la semana que viene sea tratado en
el recinto.
Esto ya lo vimos en Rusia después
de la crisis del 98. Los países
poderosos se aprovechan de los más
débiles y los obligan a aceptar
sus residuos nucleares, bramó
el encargado de asuntos nucleares
de Greenpeace, Juan Carlos Villalonga,
al enterarse del resultado de la sesión,
a la cual no lo habían dejado
ingresar.
Más tarde, los defensores
del proyecto argumentaron que, si
bien el Invap deberá tratar
los desechos, no queda establecido
en ningún punto que lo deba
hacer en el país. Si
uno lee su artículo 12, puede
ver claramente que el acuerdo no exige
que la Argentina, llegado el caso,
tenga que hacerse cargo del procesamiento
de los residuos necesariamente en
territorio nacional, dijo el
diputado justicialista Arturo Lafalla,
quien aclaró que países
como Francia o Estados Unidos realizan
esta tarea.
El trámite ahora se presenta
complicado para los objetores del
proyecto ya que lo que se busca aprobar
la semana que viene no es una ley,
sino un acuerdo internacional, por
lo que no puede ser modificado y tampoco
derogado en el futuro sin provocar
un incidente internacional. De este
modo, si la denuncia de las asociaciones
ecologistas es cierta, la Argentina
estará recibiendo basura nuclear
australiana hasta el año 2060,
fecha en que se estima finalizará
la vida útil del reactor. Esto,
siempre y cuando no se firmen otros
acuerdos en el mismo sentido con otros
países.
Al aprobar este acuerdo estamos
sentando un precedente nefasto, ya
que a partir de ahora, cualquier otro
país que quiera comprar un
reactor a la Argentina exigirá
las mismas condiciones que las que
se firmaron con Australia. Es decir,
que de la basura nos ocupemos nosotros,
sintetizó el diputado socialista
Rubén Giustiniani.
El acuerdo de la discordia tuvo su
antecedente en julio del año
2000, cuando la empresa estatal Invap
ganó la licitación internacional
para construir un reactor nuclear
en las afueras de Sydney a cambio
de 180 millones de dólares.
A partir de allí comenzó
el debate.
25 de octubre de 2002
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