La delegación
de George W. Bush a la cumbre de la
Tierra en Johannesburgo causó
risas en el público ayer cuando
calificó a Estados Unidos como
un líder global del desarrollo
sustentable.
El negro es blanco,
el Ministerio de la Represión
es el Ministerio del Amor y el Ministerio
de Guerra es el Ministerio de Paz.
Además, la economía
marcha viento en popa; las corporaciones
son responsables y ningún niño
es abandonado.
Es con esta lógica
orwelliana que la subsecretaria de
Estado norteamericana para Asuntos
Globales, Paula Dobriansky, se animó
a decir ayer en Johannesburgo que
Estados Unidos es un líder
global de desarrollo sustentable.
Esto para un gobierno
que se negó a firmar el Protocolo
de Kyoto, que quiere convertir a la
blanca Alaska en un pozo negro de
petróleo, que tiene a todos
los peces gordos de la industria petrolera
en los puestos clave de la administración
y que tiene un presidente que dijo,
hace nada más que una semana,
que la mejor solución para
los incendios forestales que azotan
al noroeste de Estados Unidos es talar
los árboles.
En la primera conferencia
de prensa de la delegación
estadounidense, Dobriansky dijo que
se había prestado demasiada
atención al texto de 30.000
palabras conocido como plan de acción
de Johannesburgo. La delegación
estadounidense está acusada
de intentar diluir el documento y
bloquear en él toda mención
a objetivos y plazos.
Las palabras
son buenas, pero las acciones son
mejores declaró.
Estados Unidos es un líder
mundial del desarrollo sustentable.
Ninguna nación ha realizado
una contribución mayor al desarrollo
sostenible. Esta declaración
fue recibida con risas por algunos
de los lobbistas del medio ambiente
presente, pero Dobriansky siguió
impertérrita.
La delegación
tiene propuestas concretas y prácticas
para alianzas fuertes y duraderas
que harán avanzar algunas de
las prioridades clave de desarrollo
del mundo -como agua potable, energía
moderna, buena salud y agricultura
productiva que pueden llevarnos
a un mundo sin hambre.
Tony Juniper, director
designado de Amigos de la Tierra,
sostuvo: Las declaraciones estadounidenses
fueron asombrosas en su complacencia,
y muestran una sorprendente falta
de perspicacia sobre el efecto que
están teniendo en la conferencia.
El resto del mundo debe unirse y aislar
a Estados Unidos, y si es necesario
avanzar sin ellos.
Andrew Natsios,
de la agencia norteamericana de desarrollo
internacional, afirmó que el
presidente George W. Bush estaba dando
el mayor impulso a la ayuda estadounidense
desde el presidente Kennedy en los
años 60. Sostuvo que
Bush había comprometido 1700
millones de dólares extra el
año que viene lo que llevaría
a 5000 millones de dólares
en 2005 un aumento del 50 por
ciento en la ayuda estadounidense.
El detalle es que
no se sabe de dónde saldrán
estos fondos, ya que el aumento de
la Ayuda Pública al Desarrollo
acordado por Estados Unidos en la
pasada Cumbre para el Desarrollo en
Monterrey, no fue siquiera aprobado
por el Congreso norteamericano.
Philip Clapp, del
Fondo Nacional del Medio Ambiente,
basado en Washington, dijo: La
administración Bush está
siendo totalmente obstruccionista
en Johannesburgo. Los republicanos
ven esto como una segunda conferencia
de Río y quieren matarla en
la cuna. En este anuncio de hoy el
verdadero nuevo dinero sobre la mesa
es cero dólares. Es un viejo
truco norteamericano: presentar dinero
que ya ha sido prometido tres o cuatro
veces y prometerlo por una quinta
vez.
30 de agosto de 2002
Fuente:
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