El desplazamiento
de la marea negra en dirección
nordeste ha aliviado al litoral gallego,
pero ha sembrado la inquietud en Cantabria,
Asturias y el País Vasco y,
en especial, en Francia.
SANTANDER.
El desplazamiento de la marea negra
en dirección nordeste tiene
un doble efecto: alivia al litoral
gallego, ya muy castigado por las
dos primeras mareas del Prestige,
y aún más a Portugal,
que el viernes pasado ya retiró
las barreras de protección
de sus playas, pero desencadena la
situación de alerta en Asturias,
Cantabria y País Vasco, y en
especial en el litoral francés,
cada día más inquieto
por la trayectoria de las manchas,
que van directas a sus costas (ya
se encuentran a 340 kilómetros
de distancia, avanzando al ritmo de
un kilómetro por hora).
Hay varios datos
que dan cuerpo a esa creciente preocupación
en el litoral cantábrico, como
la reubicación del buque anfibio
Galicia, que ha dejado
la región homónima para
anclarse en el muelle Almirante del
puerto de Santander, o las sendas
visitas que hoy mismo realizarán
el vicepresidente primero del Gobierno,
Mariano Rajoy, a Cantabria, y José
Luis Rodríguez Zapatero, secretario
general del PSOE, a Asturias.
Sin embargo, y a
pesar del inquietante panorama, ayer
el tiempo jugó a favor del
litoral cantábrico español;
los vientos, que soplaron en dirección
nordeste, alejaron las manchas de
sus costas y posibilitaron que los
pesqueros pudieran salir a la mar
para recoger fuel: 76 de ellos lo
hicieron en el litoral de Cantabria,
en cuyas aguas se recogieron 5,6 toneladas
de combustible.
El vertido principal,
formado por un centenar de manchas
de fuel, de dos a diez metros de diámetro
cada una, vagaba ayer a 160 kilómetros
al norte de la costa cántabra,
ya a un paso de colarse en la zona
exclusiva económica francesa,
que abarca 200 millas. Sin embargo,
la perspectiva de un cambio de los
vientos, que hoy virarán en
dirección este, puede acercar
esas manchas al litoral cantábrico,
donde ayer se detectaron grumos dispersos
entre Bareyo, en la zona oriental,
y el límite con Asturias.
Francia vive esta
situación con nerviosismo.
La prefectura marítima del
Atlántico, en Brest, calcula
que la marea negra no alcanzará
las costas francesas en los próximos
tres días, pero ya ha alertado
al barco oceanográfico D'Entrecasteux
(de la Marina nacional francesa),
para que hoy mismo coordine ya las
primeras acciones contra la contaminación.
Además, está previsto
que el Alcyon, aún
atracado en Bayona, y también
una decena de arrastreros, se incorporen
en los próximos días
a las labores de vigilancia del D'Entrecasteux.
Aunque un portavoz
de la prefectura de Brest dijo ayer
que las manchas localizadas estos
días frente al País
Vasco se habían dispersado
de forma natural, el Gobierno
francés seguirá patrullando
la zona a través de los aviones
de las aduanas. París cree
que esas mismas manchas pueden haberse
sumergido, para reaparecer en las
próximas horas.
En Madrid, ayer
se confirmó que Francisco Álvarez-Cascos,
el ministro de Fomento, responderá
hoy por segunda vez ante la comisión
de infraestructuras del Congreso de
la gestión de su departamento
ante el vertido. Gaspar Llamazares,
coordinador general de IU, exigirá
responsabilidades a Fomento por las
decisiones erróneas.
30 de diciembre de
2002
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