Ayer se reunieron
casi 100 jefes de Estado para terminar
con la Cumbre para el Desarrollo Sustentable.
Pero lo único que sostuvieron
fueron disputas y recriminaciones
de todo tipo.
Los negociadores
en la Cumbre para el Desarrollo Sustentable
(también llamada Cumbre de
la Tierra) estaban anoche al borde
de llegar a un acuerdo sobre el texto
que deben firmar los jefes de Estado.
Después de
nueve días y nueve noches de
duras negociaciones, se espera que
la cumbre proclame hoy un éxito.
Las negociaciones habían estado
estancadas durante más de 48
horas sobre el tema de la energía
renovable.
La Unión
Europea se negó inicialmente
a alterar su iniciativa de establecer
el objetivo de aumentar la proporción
de energía renovable al 15
por ciento para 2010.
Aunque esto es sólo
un modesto aumento del nivel existente
de 13,9 por ciento, Estados Unidos,
Japón y algunos países
exportadores de petróleo lo
rechazan.
Esta cumbre, a la
que asistieron ayer cerca de 100 jefes
de Estado, se transformó en
el escenario de protestas entre los
países.
El presidente venezolano
Hugo Chávez denunció
el golpismo en su país. El
brasileño Fernando Henrique
Cardoso pidió el fin
del proteccionismo del mundo desarrollado,
el vicepremier iraquí Tarek
Aziz exigió que se frenen los
planes norteamericanos de atacar a
su país y el presidente de
Zimbabwe, Robert Mugabe, se trenzó
con el premier británico Tony
Blair.
El mayor éxito
de la cumbre será ahora un
objetivo mundial para bajar a la mitad
el número de personas sin cuidados
básicos de salud para 2015.
También habrá objetivos
más humildes para reducir y
luego revertir la pérdida de
recursos biológicos como peces
y selvas, y una reducción por
un tiempo no especificado de algunos
subsidios agrícolas y energéticos
de los países ricos.
Los ministros trabajaron
durante el sábado a la noche
para resolver los restantes temas.
Pocos de los 72 líderes en
la cumbre ofrecieron dinero o planes
concretos para cerrar la brecha cada
vez más amplia entre los estados
ricos y pobres, pero hubo urgentes
alegatos para actuar y salvar al planeta
del desastre.
Hugo Chávez,
como muchos líderes de los
países subdesarrollados, urgió
la cancelación de la deuda
que, dijo él, había
sido pagada tres veces en América
latina. Culpó al mundo por
los pasados males con el libre comercio
y el neoliberalismo. Otros hablaron
un lenguaje diplomático impenetrable.
El presidente Abdelaziz
de Argelia habló de lograr
una mejor coordinación
y armonización. Jacques
Chirac fue notable por su retórica:
Nuestra casa se está
incendiando y nosotros no lo vemos.
La naturaleza, mutilada y sobreexplotada,
no puede regenerarse más y
nos negamos a admitirlo. La humanidad
está sufriendo. Es hora de
abrir los ojos. Las alarmas suenan
en todos los continentes.
Costa Rica, donde
el 27 por ciento de la tierra está
protegida y el 95 por ciento de la
energía es renovable, anunció
que no permitiría más
la explotación de las minas
de carbón o la exploración
de petróleo. El desarrollo
económico basado en la destrucción
de la naturaleza es suicida. Dios
primero creó las plantas y
los animales, y luego al hombre. Si
las plantas y los animales están
muriendo, adivinen quién será
el próximo, dijo su presidente
Abel Pacheco.
Y Tony Blair fue
objeto ayer de una emboscada frente
a docenas de líderes mundiales.
Todo empezó cuando, respecto
del problema de los colonos blancos
desplazados en Zimbabwe, Blair declaró
que Robert Mugabe causa un daño
de consideración a su pueblo.
Luego de que pasaran
otros oradores, llegó al estrado
de la cumbre el presidente de Namibia,
Sam Nujoma. Mientras Mugabe sonreía,
el namibio comenzó a atacar
a Blair, diciendo que Africa era el
continente más pobre y necesitaba
dinero, y no consejos, de los ricos.
Tenemos aquí un problema
creado por Gran Bretaña, por
Blair, el colonialista británico,
dijo.
Y luego fue el turno
de Robert Mugabe, mientras gran parte
del auditorio aplaudía. Los
colonialistas británicos son
dueños del 70 al 80 por ciento
de la tierra en Zimbabwe, un pequeño
país, con 14 millones de personas
aborígenes sin tierra. Toda
la tierra está ocupada por
cientos y miles de colonialistas.
Esta cuestión fundamental ha
enterrado a la mayoría negra
que se levantó en contra de
una obstinada e internacionalmente
bien conectada minoría racial,
en gran parte descendiente de británicos
traídos y sostenidos por el
colonialismo británico,
declaró. Mi gobierno
ha decidido hacer lo único
correcto y justo al tomar nuevamente
la tierra y entregarla a sus legítimos
propietarios. No tenemos que pedir
disculpas a nadie. Hemos luchado por
nuestra tierra, y estamos dispuestos
a derramar nuestra sangre.
Y añadió:
Blair, cuide de su Inglaterra,
que yo cuidaré de mi Zimbabwe.
Mugabe ha prometido seguir adelante
con el desalojo de 2900 de los 4500
campesinos blancos que permanecen
en el país.
3 de setiembre de 2002
Fuente:
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