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Pescadores
vascos recogen fuel en el
Golfo de Vizcaya. |
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Bruselas. La Comisión Europea
afirmó ayer que está "estudiando
las alegaciones" de Greenpeace
por una presunta "violación
de la directiva de residuos de la UE"
a raíz del naufragio del "Prestige"
pero que "hasta el momento, no
se han encontrado pruebas de una infracción".
La portavoz de la comisaria europea
de Medio Ambiente, Margot Wallström,
confirmó la recepción
de la carta de denuncia de la organización
ecologista pero indicó que el
examen de las alegaciones no ha arrojado
prueba alguna de infracción de
la directiva, aunque "aún
no hay una conclusión final".
Según Greenpeace, "la
gestión de la situación
de emergencia del Prestige, antes
de su hundimiento, constituyó
una violación de la directiva
de residuos de la UE", en particular,
la decisión de alejar el barco
de la costa "a pesar del mal
tiempo, que hacía imposible
el rescate en alta mar".
Según Jorgo Iwasaki-Riss,
de la unidad europea de esta organización,
"la actitud del Gobierno de España
llevó a una catástrofe
ambiental". La directiva comunitaria
sobre residuos contiene un capítulo
específico sobre los vertidos
de fuel y otros derivados del petróleo
y establece en un anexo una serie
de pautas para este tipo de accidentes
en el mar, pero hasta ahora, los servicios
del director general de Medio Ambiente
de la CE, Georges Kremlis, no han
apreciado indicios de irregularidades
en la gestión de esta situación
en noviembre del año pasado.
Los ecologistas interpretan que lo
sucedido constituye un vertido ilegal,
que se originó cuando el barco
estaba en aguas jurisdiccionales españolas
y que no cumplió la obligación
de "trasvase o vertido controlado"
que prevé la norma comunitaria.
En el caso de que los expertos de
la Comisión juzgaran que existen
indicios de una conducta irregular
de las autoridades, se abriría
un expediente y el Gobierno podría
responder a las alegaciones, tras
lo cual la CE emitiría un dictamen
definitivo y, eventualmente, podría
dictar una multa (que pagarían
todos los españoles).
Las autoridades decidieron remolcar
el "Prestige" a alta mar
al considerar que las maniobras para
llevarlo a un puerto entrañaban
un riesgo mucho mayor para el medio
ambiente, en razón de las citadas
condiciones meteorológicas
adversas. Al final, el petrolero,
un barco basura, no aguantó
la operación, se partió
y se hundió a 3.800 metros
de profundidad con varias vías
abiertas en sus tanques. El vicepresidente
del Gobierno, Rodrigo Rato, declaró
ayer a Telemadrid que en todos los
casos registrados de esta índole,
"jamás se ha metido un
barco abierto soltando petróleo
dentro de un puerto, ni de una ría,
esto es una decisión que no
toma nadie por razones obvias".
20 de febrero de 2003
Fuente:
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MULTIMEDIA
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